Como jurista, observo con enorme preocupación, cuando no con estupefacción y desde luego con repulsa el uso que los gobiernos han hecho durante nuestra ya dilatada democracia del famoso Decreto Ley. El decreto-ley es una fuente del Derecho de naturaleza y utilización excepcional. La potestad que tiene el poder ejecutivo para dictar este tipo de normas con rango de ley sólo debería ejercerse en casos de verdadera y auténtica «extraordinaria y urgente necesidad». A pesar de ello, el actual gobierno…